*El municipio ubicado en el centro-sur del estado de Tlaxcala sobresale por su devoción católica; la espiritualidad se profesa en la Parroquia de la Soledad, la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y en la Ermita de la Purísima Concepción
Beto Pérez
Santa Ana Chiautempan, Tlax.- Apenas se cruza la frontera de la capital tlaxcalteca hacia Santa Ana Chiautempan, uno siente cómo el tapiz multicolor de pasado y presente abren un portal del tiempo.
Un sitio fundado en 1864, el reloj no se detiene, pues los pasos de los visitantes son acompañados por la actividad comercial constante y encuentran el descanso en una devoción que emerge en cada esquina, literal.
El ritmo de la vida en Santa Ana Chiautempan es una mezcla de fervor comunitario y tranquilidad rural. El recorrido por sus calles es poco probable sea silencioso, no obstante, cada sonido es una invitación acompañada de amabilidad para comprar flores, lo necesario para los alimentos, zapatos, una reparación y mucho, mucho más.
Ubicada en el cuadro principal de la pequeña ciudad, la Parroquia de la Soledad se alza como una silenciosa guardiana de la espiritualidad local, con su estructura robusta y sencilla, es inevitable no percibir el anhelo de la comunidad por la estabilidad y el consuelo.
Todas las mañanas siempre tiene a alguien en su puerta pidiendo por el favor en las ventas, la compañía en su largo recorrido o la protección de los infantes que emprenden un camino escolar. Los murmullos de las oraciones matutinas son el anunció de un día álgido.
No muy lejos, la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen, es una joya erigida el 24 de diciembre de 1911, no es solo un edificio religioso, sus muros, decorados con frescos y detalles arquitectónicos de principios del siglo XX, guardan historias de promesas y celebraciones que han marcado a generaciones enteras.
La nave central exige que la mirada se coloque en lo más alto, para ser cobijados por la imagen materna de la Virgen, quien tiene a su hijo en brazos. Pese a la penumbra del fresco, la claridad del Espíritu Santo anuncia el favor que la divinidad tiene para quienes no temen a la adversidad.
La Ermita de la Purísima Concepción, por su parte, nos transporta aún más atrás en el tiempo. El pasado indígena se revela con mayor claridad. El basamento dedicado a Toci, la diosa mexica de la fertilidad, es un recordatorio palpable de las creencias y ritos ancestrales que una vez dominaron esta tierra.
La presencia de este basamento añade una capa de profundidad a la narrativa histórica del municipio. Mientras uno se detiene para contemplar esta reliquia, es fácil imaginar cómo las antiguas ceremonias deben haber resonado en este lugar, marcando el pulso de la vida cotidiana.